Anotaciones breves sobre el proceso de comprender la Biblia

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Dr. Ediberto Lopez

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Introducción

En este artículo abordaremos la interpretación bíblica bajo la rúbrica de libros que abordan la interpretación desde una perspectiva centrada en la exégesis crítica. Ahora, queremos darle a nuestra audiencia un pedacito del trabajo para ir preparando el camino a un trabajo mucho más extenso sobre la interpretación bíblica. No es un trabajo exhaustivo. La proliferación de publicaciones hace imposible que podamos reseñar todas las publicaciones y hemos sido invitados a mandar un pequeño artículo. En este repaso a la discusión crítica exegética no incluimos libros temáticos o comentarios, que pueden arrojar luz sobre el asunto, pero su foco es otro. En esta reseña abordaremos libros cuyo foco es la exégesis bíblica desde la perspectiva esencial del paradigma del método histórico crítico que se hayan presentado como manuales descriptivos del proceso exegético en las últimas décadas. En un trabajo más extenso que estamos escribiendo, trataremos las obras que abordan el texto desde perspectivas literarias, ideológicas, género, y la teoría hermenéutica, entre otras. Algunos trabajos que incluiremos en ese otro trabajo incluyen la obra de Hans de Wit, En la dispersión el texto es patria y el de nuestro querido profesor, Alfred Wade Eaton, Manual para el estudio de las Escrituras de Israel, en donde éste dedicó la mitad del trabajo a asuntos metodológicos. En ese otro trabajo más extenso incluiremos una discusión sobre las obras de Severino Croatto y el asunto hermenéutico.  También estaremos incluyendo en ese otro trabajo las obras recientes de hermenéutica latina en los Estados Unidos de América. Desde luego, el asunto del género ha sido tan apremiante, que en ese trabajo trataremos de sintetizar la discusión hermenéutica del mujerismo y la lectura cuir en dos capítulos como asuntos medulares de nuestro tiempo. Ahora, solo haremos un repaso de obras que han roto con la lectura confesional de la Biblia en un intento de comprender el texto en su origen, señalando que el texto hay que situarlo en la historia y la sociedad. 

El proceso metodológico

Debemos explicar algunos asuntos que nos sirven como prefacio a la discusión de la Biblia desde una perspectiva histórico-crítica. Vamos primero a unas definiciones básicas.

La terminología entre la exégesis y la hermenéutica requiere que se explique qué queremos decir con ambos términos. Aunque la palabra hermenéutica, en ocasiones ha sido utilizada para explicar la interpretación de la biblia, hace falta que hagamos ciertas distinciones que aclaran la diferencia entre la exégesis y la hermenéutica. Exégesis es la investigación del texto centrado en su contexto histórico, sociológico y literario. Es un intento de reconstruir con información primaria, sea esta de índole histórica, sociológica o literaria, ell sentido que tuvo el texto en un origen. Cuando la exégesis es de tipo histórica, entonces el énfasis es que el sentido del texto tiene una referencia fuera del mismo. Desde luego, podría ser una falacia conocer con exactitud qué significaba el texto en su inicio. No obstante, cuando localizamos el texto en su matriz histórica, sociológica podemos obtener una comprensión competente del mismo por la cantidad de información histórica, sociológica, arqueológica y cultural del mismo que ilumina nuestra comprensión sobre el posible sentido del texto en su origen. Es lo que los padres y madres de la iglesia conocían como el sentido literal del texto. Un acercamiento prudente a cualquier texto es comprenderlo en su contexto, tal como su audiencia original pudo entender lo que se comunicaba a través de éste. La exégesis en su carácter histórico y/o sociológico la llevamos a cabo montando un modelo con información histórica, sociológica, arqueológica y antropológica que nos permita situar el texto en aquel mundo para cruzar la distancia histórica entre el texto y nuestro contexto. Una vez construimos este modelo, entonces podemos situar el texto en relación con toda esta información relativa al mundo en que se produjo el texto para ver cómo dicho contexto ilumina nuestra comprensión de este. Por eso es por lo que decimos que los métodos histórico-críticos y el análisis sociológico tienen una referencia fuera del texto, esto es, intentan cruzar la distancia temporal entre nuestra lectura y la producción del texto.

Hemos puesto el concepto crítico como parte de este subtópico. Crítico proviene del griego, krisis, que significa juicio, juzgar, decidir, adjudicar de forma racional y comprobable al sentido común. La idea es que el acercamiento al texto es un estudio objetivo que se puede constatar objetivamente. El método histórico crítico intenta acercarse a la interpretación bíblica de forma no arbitraria, con métodos que se han comprobado a través de la historia de la investigación, que arrojan resultados coherentes que aclaran el sentido del texto. Cuando hablamos del método histórico crítico nos referimos a un conjunto de reglas de investigación que han producido resultados satisfactorios para la interpretación de la Biblia y que han dado resultados progresivos y acumulativos. Cuando nos acercamos de forma crítica al texto, no es que queramos minar la autoridad del texto. Lo contrario es cierto. La crítica es contra nuestra lectura potencialmente arbitraria y proyectiva. El método es crítico porque aumenta la probabilidad de que la comprensión del texto sea correcta de acuerdo con el estado actual del conocimiento. La idea del acercamiento crítico a la Biblia es que la interpretación evite una percepción ingenua o arbitraria del texto. La lectura crítica del texto trata de limitar el que le impongamos nuestra percepción del mundo y la realidad a un texto de la antigüedad. La lectura histórica crítica trae a consideración una serie de modelos de interpretación historiográficas y sociológicas que nos ayude a comprender al texto en su contexto inicial. La idea es que el texto distante históricamente, con la cantidad de información del contexto histórico y social del mismo se convierta en algo que se transforme de desconocido a conocido. El método histórico crítico consiste en una serie de normas interdisciplinarias conforme al estado actual del conocimiento en las cuáles hay una mayoría o un consenso de que el acercamiento podría ser satisfactorio para cruzar la distancia histórica entre el texto y los y las lectoras de hoy. Con el acercamiento histórico-crítico y sociológico tratamos de interrogar al texto de modo que habiendo reconstruido el mundo del texto incremente nuestra comprensión del mismo. Para comprender el texto hay que, primero, reconocer la distancia entre el texto y nosotros/as; y luego tener herramientas para cruzar dicha distancia. El texto viene de otro mundo histórico, sociológico, cultural, lingüístico y científico. El método histórico crítico y el análisis sociológico nos ayudarán a cruzar de forma competente esa distancia histórica y sociológica de la que el texto viene a nosotros/as hoy.

Otro paso adicional que daremos en este artículo es reconocer que el texto es un tejido literario que puede ser aclarado mirando el texto como un todo o mirando el texto de forma comparativa con otra literatura similar de su contexto. Esto es lo que conocemos como análisis literario. El análisis literario mira al texto como un fin en sí mismo. El texto tiene autonomía de su autor, su contexto histórico y aún el contexto sociológico en que surgió. Mirar el texto con sus partes y tratar de comprenderlo aparte de sus referencias históricas y sociológicas es uno de los elementos del análisis literario que nos parece vital comprender, para aumentar nuestra comprensión de este. El texto es un objeto en sí mismo que requiere ser interpretado como un mundo en sí mismo. El análisis literario buscará el referente para intentar comprender el texto en el texto mismo. El texto es autorreferencial. Situar el texto con la información provee el mismo dentro de sí, nos permite comprender el texto en su sentido literario. Por esta razón, el análisis literario estudiará el texto a partir de sus convenciones, sus géneros literarios, su lenguaje, sus arquetipos literarios. El análisis literario comprenderá el texto a través de un análisis del tejido de éste como la forma primaria de interpretación de este. El acercamiento literario siempre ha sido parte del proceso interpretativo. Originalmente el acercamiento a la literalidad del texto se planteó en términos filológicos. Esto es, había que hacer un análisis comparativo de las palabras del texto para ver qué sentidos tienen estas palabras en diferentes textos de la antigüedad, y aún en la misma obra bajo análisis. Era un ejercicio de literatura comparada, pero sufría de dos límites, era un análisis a través del tiempo. La comparación era con conceptos en distintas obras que se habían situado históricamente. Entonces se podía señalar que el concepto tal aparecía por primera vez en tal obra y que apareció en tales otras obras en las que significaban distintas o similares cosas. Esto es lo que encontramos en la mayoría de los diccionarios bíblicos que hacen un análisis de los conceptos a través de las distintas obras del mundo judío, helénico, romano y del antiguo medio oriente. En cierta forma, este acercamiento es una forma de hacer análisis histórico de las palabras y conceptos. Eventualmente, los eruditos que intentaron explicar el texto como un mundo en sí, se  dieron cuenta que los textos contenían un sistema completo en cada obra y que había que mirar las partes dentro del todo literario de cada obra. Otras veces, el trabajo era uno de literatura comparada, pero con un acercamiento literario. Lamentablemente, este tipo de acercamiento vino dentro de una pugna con los métodos históricos de comprensión del texto, cosa que no era necesaria. No obstante, una mirada al texto como un tejido con sus partes y la interrelación entre estas partes nos permitió dar una mirada renovada a la interpretación. Ahora el referente del sentido no estaba fuera del texto, sino dentro del mismo. Asuntos como el lenguaje del texto, las imágenes literarias, la estructura, la trama, los personajes, el uso del marco temporal y geográfico, y otros similares, se convirtieron en el foco de la interpretación. En esta obra vamos a hacer un repaso de las obras que nos parecen importantes en su acercamiento a la interpretación bíblica que se han acercado al mismo de forma literaria o han presentado argumentos literarios heurísticos, dentro de una discusión más amplia de la interpretación bíblica.

Un tercer acercamiento a la interpretación del texto es cuando el referente no está en el pasado ni centralmente en el texto, sino en la vida de los y las lectoras. En este acercamiento al sentido del texto, lo que se busca conocer es la actualización del sentido del mismo a base de los factores interpretativos que los y las lectoras trajeron al texto y que abrieron el sentido del mismo a nuestra situación hoy, es lo que conocemos como hermenéutica. La hermenéutica es otro tipo de interpretación en la que el sentido actual del texto y cómo se produjo dicho sentido es el referente que explicará el sentido del texto. Se refiere a lo que los y las lectoras del texto han podido encontrar como sentido del texto en relación con el contexto y las circunstancias de estos/as en el presente. San Gregorio Magno había explicado el proceso hermenéutico como el crecimiento del texto en el encuentro con sus lectores/as. La hermenéutica es un tercer proceso para comprender el sentido del texto en la interpretación.

Como hemos visto, la interpretación del texto incluye tres pasos primarios. Primero, se hace una lectura que intente comprender el texto en su margen inicial, esto es, la exégesis histórica/sociológica. En un segundo proceso para comprender el texto, se busca el sentido del mismo al interior del éste, las partes que construyen un discurso y cómo interactúan para crear sentido. Un tercer paso en la interpretación es el sentido hermenéutico del texto. En este último proceso se trata de actualizar el sentido del texto para nuestro horizonte. Con este esquema sobre la interpretación de la Biblia, a continuación, haremos un repaso de algunos libros principales de interpretación exegética de la Biblia en las últimas décadas de nuestro quehacer interpretativo en nuestra América que llevan a cabo el proceso de forma histórico-crítica.

En el resto de este artículo solo cubriremos libros que están enfocados en el primer asunto de localizar el texto en su trasfondo histórico social de forma crítica. El análisis literario y el acercamiento hermenéutico lo dejamos para otra ocasión o posiblemente en el libro que anunciamos y en el que hemos estado trabajando.

Obras que interpretan el sentido esencialmente en su referente histórico o sociológico

En esta sección vamos a tratar algunos libros que hemos usado en nuestros salones de clase y que han sido objeto de discusión en las ciencias de la exégesis y la hermenéutica bíblica. Estos primeros libros son obras cuyo foco interpretativo es esencialmente la reconstrucción de su trasfondo histórico social como forma de comprender el sentido del texto. Obviamente, en algunas secciones estos libros pueden abordar asuntos literarios, como el análisis gramatical o la estructura de una forma literaria, pero el foco es la historia de estas palabras o el contexto vital de dicha forma literaria. En el idioma en su surgieron los métodos histórico-críticos se le llaman a estos procesos con una palabra entre compuesta que al final contiene el concepto geschichte, esto es, historia. De ahí que en la jerga académica se hable de form-geschichte, redaktion-geschichte, etcétera. Este concepto, geschichte, implica que la referencia principal para comprender el texto es su trasfondo histórico social.

Uno de los primeros libros de exégesis histórica crítica que fue utilizado en nuestras escuelas de teología en la década del 70 fue la obra de Heinrich Zimmermann, Los Métodos histórico-críticos en el Nuevo Testamento. Es una obra rica en erudición, traducida del alemán al español en 1969. Fue una obra estándar por un tiempo en nuestras escuelas de teología y ministerio, Se trata de una obra publicada en español, un año después de su publicación en alemán. – Incluye un acercamiento al establecimiento del texto, es decir, la crítica textual; el método de la vieja crítica literaria, esto es, el análisis de las fuentes detrás de los evangelios sinópticos; la crítica de las formas literarias; y el método de la historia de la redacción. Cada capítulo explica la historia del método, y el procedimiento exegético; además de brindar varios ejemplos, en pasajes específicos en la Biblia. El valor de este trabajo es la rigurosidad exegética y la presentación de ejemplos de cada método. La fecha de publicación hace que en esta obra haya una riqueza en el análisis de formas y el análisis de redacciones que todavía es de gran valor. Un límite que nos parece es bastante común es que no se aborda el uso de estos métodos para la pastoral, que es uno de los usos principales que se le dan a los métodos todas las semanas en las pastorales de personas formadas teológicamente. Otro límite de esta obra es que cuando fue escrita todavía no había la explosión literaria, hermenéutica y postestructuralista aplicada a la Biblia. Es un libro que llega hasta donde estaba el estado actual de la investigación en su fecha de publicación.

La casa editorial Verbo Divino ha publicado una traducción al español de una serie de libros publicados por las Sociedades Bíblicas francesas. El más general de estos libros fue escrito por Etienne Charpentier, Para leer la biblia (traducido en 1980). Es una colección extensa que utilizaremos en los capítulos específicos sobre métodos exegéticos, cuando algunos de estos libros abordan asuntos metodológicos. El primer libro de esta serie es una descripción del texto bíblico en contexto, que demuestra el problema de leer la Biblia sin un método claro. Este libro ha sido publicado en varias ediciones de este, cada vez con más información interna y mayor cantidad de ilustraciones. Es una introducción básica para personas que se interesan en la Biblia, quizás por primera vez. Asume que el texto bíblico ha pasado por distintas etapas de significación hasta llegar a nosotros/as que volvemos a releer el texto y encontramos una nueva significación. El texto bíblico no es un libro de historia, sino un testimonio de lo trascendente. Charpentier hace la distinción entre la historia como ciencia y lo real que define como «lo que le sucede a un ser, lo que lo transforma en su vida personal y colectiva» (Charpentier, 11). La Biblia es el sentido de lo que Israel y los cristianos originarios han descubierto de Dios en su existencia. La Biblia no es un libro ni de historia ni de ciencia, sino que su propósito es explicarnos «cómo se puede y se debe vivir la existencia en relación con Dios» (Charpentier, 10). Señala que la  literatura de Israel hay que ponerla en el contexto del antiguo medio oriente para poderla comprender. Los asuntos de la geografía y la historia son imprescindibles para comprender la Biblia hebrea. Así, hay que localizar a Israel en medio de la historia del Egipto Antiguo, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, el mundo helenístico y el Imperio Romano. Así, el texto bíblico resuena con este trasfondo cultural e histórico. En unos recuadros, Charpentier trae información sobre asuntos vitales en la lectura bíblica como los géneros literarios, qué es un mito, la leyenda de Sargón de Agade, y recuadros teológicos/pastorales. Comienza el repaso de la Biblia con el tiempo de Abraham. En este sentido es un trabajo maximalista, esto es, que asume que lo que narra la Biblia hebrea tiene algún tipo de historicidad independientemente de la corroboración con evidencia independiente a la Biblia. No obstante, es una lectura que se admite de entrada que la historia patriarcal y los relatos del pentateuco hay que leerlos «sin querer precisar demasiado lo que sigue siendo impreciso» (Charpentier, 23; énfasis nuestro). Sigue el orden del canon y de la historia patriarcal pasa a una descripción del éxodo y la alianza. Sitúa estos eventos en el siglo 13 A.E.C. alrededor del año 1250 A.E.C. Nuevamente, es un acercamiento confesional con un tinte de historiografía: «Solamente se sabe que, sean los que fueren los acontecimientos concretos, Israel descubrió posteriormente en ellos la intervención de su Dios y su nacimiento como pueblo» (Charpentier, 27). De aquí salta al periodo de los reinos de Israel y Judá, desde el siglo XI hasta el 587 A.E.C. En el periodo de Salomón localiza la tradición Yahvista de las fuentes del pentateuco, sin ningún tipo de argumentación. Luego localiza a los profetas que escribieron y los que son narrados en la historia deuteronomista (Josué hasta II de Reyes) como personajes del periodo monárquico y postexílico. Los textos de la tradición profética son localizados en el periodo monárquico previo a la destrucción del reino del norte por Asiria en el 722 y de la destrucción del reino de Judá por Babilonia en el 587. Hay una descripción breve de la predicación de estos profetas en su contexto histórico. Un detalle significativo es el esquema de la historia de Israel en medio de las historias de Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Es un esquema en el que se localiza la literatura de la Biblia hebrea y luego en de forma muy breve el Nuevo Testamento. Dedica un capítulo al exilio en Babilonia y la literatura que se produjo en dicho contexto: Ezequiel, la corriente sacerdotal, y el libro de Lamentaciones. Presenta un capítulo sobre el periodo persa (538–333 A.E.C.). En ese periodo describe la literatura profética y el tránsito hacia el apocaliptismo. Además, plantea que este es el contexto de la tercera parte de la mayor parte de la literatura que conocemos como Los escritos -la literatura sapiencial, los Salmos, Rut, Ester, Jonás, y la obra Cronista-. Le dedica unas páginas al periodo helenístico, la producción de la LXX en el norte de África –Alejandría–y la historia del reino macabeo en Israel. Este es el periodo en que además se escribe el libro de Daniel con su imaginario apocalíptico. El periodo romano comienza con la intervención de Pompeyo en el 63 a.e.c. y termina con la guerra judía romana con el emperador Adriano. Aquí introduce las sectas judías, y la guerra judía-romana que terminó con la destrucción de Jerusalén en el año 70. Escribe unas páginas sobre la literatura intertestamentaria judía, los manuscritos de Qumrán, las tradiciones rabínicas y la literatura apocalíptica. Este es también el periodo de Jesús y de los cristianos originarios. Hay una descripción a vuelo de pájaro desde Jesús, los cristianos originarios, los evangelios, las cartas de Pablo. Incluye como cartas de Pablo a Colosenses y Efesios. Considera como potencialmente deuteropaulinas las cartas pastorales (I, II Timoteo y Tito. De Hebreos señala que es un sermón y que es una obra de un discípulo de Pablo. Tiene un capítulo sobre cómo leer los Evangelios, que describe brevemente. Sobre el Apocalipsis, lo sitúa a finales del primer siglo, por un tal Juan que no puede argumentar si es el apóstol o es otro Juan. El contexto es una lucha de las iglesias con un estado totalitario (Charpentier, 64). Le preocupa una lectura que pretenda «querer ver a toda costa el sentido de cada imagen: más vale quedarse un poco en el aire …que sacar interpretaciones aberrantes» (Charpentier, 64). Esta cita es una muestra del problema de este libro, es una introducción que asume una lectura crítica de la Biblia, pero no hay un acercamiento metodológico que permita al lector saber cómo fue que se determinó cada afirmación.

Este trabajo es un ejemplo de la necesidad de comenzar con una discusión metodológica y luego, con las herramientas exegética y hermenéuticas claras, poder interpretar algunos o todos los textos bíblicos con la mejor información disponible. Dicho esto, es un libro para el laicado que puede invitar a dar pasos posteriores que ayuden a conocer cómo interpretar la Biblia con métodos históricos, literarios y hermenéuticos que nos permitan dar razón de nuestra interpretación. Esta pequeña obra, solo logra plantear la necesidad de una metodología clara. Dicho esto, hay que añadir que la serie de Verbo Divino de esta colección tiene libros específicos sobre cada método exegético.

En Estados Unidos, Fortress Press ha publicado otra serie sobre métodos exegéticos tanto para la Biblia hebrea como para el Nuevo Testamento titulada Guides to Biblical Scholarship en dos series, una para la Biblia hebrea y otra para el Nuevo Testamento. Se trata de una serie cuyo contenido guarda una gran erudición. Entre otros detalles brindan una explicación del método, su desarrollo en la academia, ejemplos en los textos bíblicos, un glosario y una bibliografía de las obras más importantes en inglés y en los idiomas del norte –francés y alemán. Es lamentable que estos libros que tuvieron tanta importancia cuando se hizo imprescindible manejar los métodos exegéticos no fueron traducidos al español. Ya en este tiempo solo nos darán una idea clara del estado de la investigación hasta la década del 90 del siglo pasado. Como quiera, para las personas que leen inglés, es una colección indispensable.

En 1990, la editorial Herder, en Barcelona, publicó un volumen de Werner Stenger traducido del alemán al español y titulado, Los métodos de la exégesis bíblica. Dicha obra se publicó originalmente en 1987 en Düsseldorf, Alemania. Contiene dos partes, una sección metodológica, y luego, una serie de ejemplos que tomarán dos terceras partes de la obra. El texto completo contiene 357 páginas. El preámbulo a la obra comienza con una reseña sobre la igualdad metodológica que se debe utilizar en cuanto a la Biblia como literatura. Presenta como dato de gran relevancia al fundador de esta pauta interpretativa el teólogo suizo del siglo 18, Johan Jakob Wettstein (1693-1754). Este planteaba que

«…hemos de leer con los mismos ojos los libros sagrados…y todos los libros antiguos y modernos, …hemos de aplicar las mismas reglas de que nos servimos para la comprensión de estos últimos.» (Stenger, 14). Añade, siguiendo a Nietzsche, en su obra El anticristo que hay que aplicar el arte del buen leer a la exégesis bíblica. «…del saber leer los hechos sin falsearlos con interpretaciones, sin dejarse llevar del ansia de comprensión, sin perder la circunspección, la paciencia, la sutileza.» (Stenger, 14, énfasis nuestro). La idea es que la lectura escuche la voz propia de la Biblia y no sea un espejo en el que los y las lectores proyectan sus valores al tiempo que silencian la voz de las Escrituras.

De modo que, para poder leer el texto de forma rigurosa, y conforme al arte del buen leer, Stenger propone el reconocimiento de la distancia entre los textos bíblicos y nuestro contexto de lectura. La distancia es presentada con relación al hecho de que el texto viene de un contexto que cuenta con varios milenios de antigüedad, y que en consecuencia proceden de idiomas que lingüísticamente presentan una estructura semántica, ortográfica, fonológica y sintáctica enteramente distinta. Para poder leer con competencia, hace falta una serie de métodos que permitan describir los asuntos lingüísticos, el sentido original del texto, las condiciones en las que este se originó, así como las diversas recepciones que tuvo la tradición y que eventualmente se convirtieron en el texto bíblico. Los métodos deben ayudar a los y las lectoras a situarse en la época en que se escribió el texto: «Trasládate en espíritu a la época y a las regiones en que se leyeron por primera vez, Procura conocer lo más posible las costumbres, usanzas, hábitos, opiniones, ideas tradicionales, proverbios, lenguaje figurado, expresiones cotidianos de aquellos hombres (sic), y la forma en que ellos tratan de convencer a toros o de fundamentar la fe.» (Stenger, 18). Obviamente, el libro de Stenger es un tratado sobre exégesis, no encontramos en este la intención de utilizar esta información para correlacionar con nuestro entorno cotidiano y tratar de establecer un diálogo entre los y las lectoras y el texto distante histórica, sociológica y lingüísticamente.

Los pasajes bíblicos que han de ser interpretados a través de las metodologías exegéticas deben pasar a través del cedazo de la crítica textual, la cual tratará de establecer cómo era el texto original o, en su defecto, el más cercano al original. En la práctica, ocurre que en muchas ocasiones, los y las lectoras tratarán de interpretar un texto que es una traducción. La crítica textual permite mostrar un texto tentativo que sea aproximado al original (Stenger, 25). Stenger discute algunos procedimientos textuales mediante los cuales se logre en alguna medida la reconstrucción de un texto tentativo y aproximado al texto original. Asuntos como el número de textos pasados a mano por los copistas -manuscritos-, la antigüedad de los manuscritos, la difusión geográfica de las variantes y  los argumentos al interior del texto contribuirán a determinar cuál es la mejor lectura posible. Stenger presenta dos ejemplos de problemas textuales en el Nuevo Testamento, Hechos 15.29 y I Timoteo 3.16 utiliza además, los métodos textuales a fin de determinar cuál es la lectura preferible. En el presente libro esto se discutirá dentro de un capítulo específico, por lo cual no ahondaremos en la metodología que utiliza Stenger en este momento.

No obstante, nos parece, que los criterios que presenta Aland y Aland son de mayor claridad en el proceso de determinar cuál es la variante preferible entre las lecturas que hay de los textos del Nuevo Testamento. Para que los y las lectoras tengan idea de la magnitud del problema, debemos puntualizar claramente que el Nuevo Testamento tiene alrededor de 200,000 palabras. En cuanto a los manuscritos del Nuevo Testamento se refiere existen aproximadamente 250,000 variantes que deben ser consideradas antes de determinar cuál lectura es preferible. Esto desde luego requiere un método filológico e histórico, la crítica textual.

Retomemos nuevamente a Stenger y consideremos un segundo paso que presenta este erudito, el cual es preliminar a la metodología, y que según su opinión se trata del uso de traducciones. Reconoce que las traducciones son interpretaciones del texto en el idioma original reconstruido de los manuscritos. Es decir, primero se reconstruye el texto propuesto en los manuscritos, luego que haya un texto en el idioma original, entonces entramos el asunto de la traducción del idioma al idioma receptor. Stenger señala que las traducciones van desde las traducciones de equivalencia literal, donde se tratará de traducir cada palabra de la misma forma, hasta las traducciones de equivalencia dinámica, que tratarán de «…reproducir ese mismo efecto mediante los recursos de la lengua llegada.» (Stenger, 43-44). Una vez se tiene una traducción o varias, entonces comienza el proceso de aplicar métodos exegéticos con el objetivo de hacer una interpretación competente del texto.

En términos de la exégesis, Stenger comienza por determinar qué es un pasaje bíblico -el le llama texto–. Apunta a la existencia de una serie de indicadores que ayudan a establecer hasta dónde llega un pasaje bíblico. Un pasaje bíblico tiene partes que son coherentes unas con otras. La relación entre las partes se puede mostrar en la estructura misma del tejido literario. Un pasaje contiene ciertos indicadores que permiten conocer la integración lingüística del mismo, así como la posibilidad en cuanto a que un destinatario/a pueda comprender el mismo. A los mencionados fragmentos de un relato, Stenger les llama el plano de un pasaje. Un relato completo tiene un plano sintáctico -el texto en sus partes morfológicas gramaticales- la cual puede determinarse; y que además cuenta con un plano semántico -el texto en su significado–.

La monografía de Stenger tiene la virtud de utilizar múltiples modelos exegéticos los cuales contribuyen al análisis de determinados pasajes. Esa virtud, por momentos se convierte en un límite, por cuanto en todos los ejemplos que se ofrecen, consistentemente se aplican varios modelos de análisis exegéticos a la vez, ejercicio que eventualmente los y las estudiantes podrán llevar a cabo. Sin embargo, al tratarse de un libro que pretende ser solo un texto de introducción a los métodos exegéticos, puede resultar confuso para las y los estudiantes. Los métodos discutidos por Stenger son divididos entre sincrónicos y diacrónicos. Stenger explica los métodos sincrónicos como aquellos que hacen un acercamiento fuera del marco temporal. Lo define con las siguientes palabras: «…describe un estado actual … simultaneidad…» (54). Pone como ejemplo la crítica de las formas en su modalidad de estructura literaria dentro de un texto determinado. Como el referente es al interior del pasaje, el análisis sincrónico describe las partes de este, como se ha mencionado, la estructura del texto. Stenger plantea que en el análisis sincrónico se pueden explicar las oraciones de un pasaje en oraciones principales y oraciones subordinadas, así como la determinación de los verbos principales y los verbos suplementarios. Otros elementos sincrónicos que Stenger señala en su monografía son los divisores de la estructura literaria en un texto. Entre estos marcadores al interior de una estructura literaria o la separación entre distintos pasajes, presenta señales de estructuración temporal (cuándo se lleva a cabo el relato), señales de representación espacial (dónde se lleva a cabo el relato), constelación de personajes, acontecimientos narrados (trama) y el cambio de hablantes (Stenger, 60). Además, presenta señales episódicas que indican cuando empieza un relato y cuanto termina. Dentro de la estructura de un relato presenta los distintos tipos de paralelismo poético los cuales aparecen en los relatos, sea que estos complementen lo que se dijo en la primera estrofa o presenten algo en oposición a lo que se dijo en la primera estrofa. Además, hay otras señales como son, el paralelismo de sonido y la rima. Nótese que este tipo de paralelismo de sonido requiere el manejo del texto en sus idiomas originales. Téngase en cuenta, además, que gran parte de lo que Stenger ha marcado como sincrónico es lo que hoy señalamos como crítica literaria. Stenger usa el concepto de crítica literaria, como se usaba previamente, es decir, como la historia de las fuentes. Otras señales estructurales dentro del marco sincrónico son las inclusiones, las estructuras concéntricas -quiasmos- y las partículas –preposiciones, conjunciones, interjecciones, usos del pronombre y de las palabras en nominativo o vocativo – dos casos del idioma griego que indican el sujeto, y el segundo una persona que es llamada y que en ambos casos se indican con marcas en el morfema al final de este-. Debo enfatizar en cuanto a que todos estos indicadores literarios requieren un manejo del idioma original. En una traducción, con mucha dificultad los y las estudiantes podrán percatarse de estas señales morfológicas del texto en su idioma original. Finalmente, otro marcador sincrónico es el hilo que une las partes de la trama de un relato (Stenger 73). Todas estas figuras del lenguaje son presentadas con abundantes ejemplos en esta parte de la obra y en la aplicación de la metodología presentada por este autor.

Los modelos diacrónicos son aquellos que situarán el relato en un contexto histórico o social. Se trata de un modelo de análisis en el cual el significado se encuentra fuera del relato -heterodiegético-. Dentro de los métodos de análisis exegético que buscan el contexto del relato, se incluye la parte social del análisis de los géneros literarios que buscan el contexto vital y la parte histórica de las fuentes literarias que se puedan segregar dentro de un texto. Como Stenger asume la teoría de las dos fuentes, esto es, que Mateo, Marcos y Lucas, tienen dos fuentes comunes, Marcos como el relato base de Mateo y Lucas; además, la fuente de los dichos de Jesús -Q- que aparecen en 235 versículos comunes de Mateo y Lucas que no se encuentran en Marcos, o que la semejanza entre Mateo y Lucas es mayor que la semejanza con Marcos. Stenger situará estas fuentes dentro del marco diacrónico, por tal razón plantea que parte de la tarea exegética es lograr situar histórica y sociológicamente, tanto las fuentes de los evangelios, los géneros literarios, que mostrarán su contexto vital –Sitz im lebem– y el Evangelio de Juan que comparte con Marcos, los milagros de Jesús y la historia de la pasión. En este caso, Stenger parece creer que el libro de los signos es independiente a Marcos, por lo cual hay que ver qué indicios presenta esta fuente con el propósito de situarla dentro de la historia de los cristianos originarios. Una virtud del análisis diacrónico de Stenger en su modalidad de la historia de las fuentes, tiene que ver con la explicación en cuanto al modo en lo que respecta al modo en cómo separamos las capas literarias. Stenger plantea que la separación en capas literarias se comprueba a base de los duplicados, tensiones y contradicciones innegables en un relato; fisuras y rupturas dentro de un relato, datos contrarios, diferencias en el estilo y el uso del lenguaje, elementos discordantes al género literario del relato y contradicciones al nivel del contenido.

De acuerdo con Stenger, la crítica de las tradiciones, a través del ejercicio del análisis de fuentes y el análisis de las redacciones de estas fuentes, puede discernir «…los contornos de la antigua tradición» (Stenger, 87). Así, la crítica de las tradiciones intenta retroceder dentro del relato, al origen de este, y así comprender las transformaciones que sufrió a través de su transmisión. Esto obliga a los y las lectoras a preguntarse por el contexto sociológico de estas transformaciones que ha sufrido un relato en su historia de transmisión.

Dentro del modelo del análisis diacrónico, Stenger incluye el análisis de la redacción y el análisis composicional. Las redacciones es el otro lado del análisis de las fuentes. Ahora se intenta describir lo que el redactor añadió a la fuente tomada en la transmisión oral o escrita. Señala Stenger, que las redacciones se pueden distinguir por «el uso del lenguaje y el estilo de una redacción, …pero también los temas teológicos predilectos del redactor y su técnica de composición.» (Stenger, 91). Stenger explica cómo se puede usar una concordancia y los diccionarios bíblicos apropiados para este tipo de trabajo, pero no explica cómo este proceso es diacrónico. Muy posiblemente, esto se debe a que Stenger no aborda a los evangelios como una obra final, sino que todavía hace una exégesis pegada a los relatos del texto, sin incluir estos pedazos en la obra final.

Así mismo, Stenger incluye dentro del análisis diacrónico lo que él llama la crítica de los lugares comunes. Dentro de estos lugares comunes, Stenger presenta los temas que  se repiten en la tradición, las ideas acuñadas en la tradición, los esquemas tradicionales y las fórmulas. Señala que estos lugares comunes (topoi) sirven «…para la comprensión de los antecedentes socioculturales por los que se ha de entender una unidad» (Stenger 96). Más allá de esta descripción general de antecedentes socioculturales, Stenger no explica la manera en que este tipo de relatos que se ha podido inferir como parte de un trabajo de literatura comparada, se pueda localizar en el tiempo -diacrónico– (Stenger, 95).

En cuanto a los géneros literarios, Stenger plantea que en los evangelios hay 107 tipos de relatos que es posible señalar como géneros literarios distintivos. (Stenger, 99). Presenta varios ejemplos de patrones literarios que pueden abstraerse bajo una rúbrica literaria. Además, plantea que estos patrones de formas discursivas tienen un lugar en la vida de los cristianos originarios. Este lugar en vida es el que permite que este tipo de análisis tenga una dimensión sincrónica y otra dimensión diacrónica.

Luego de esta parte introductoria a los métodos exegéticos, Stenger aplica esta metodología a distintos pasajes en la Biblia, la mayor parte en los evangelios. Aunque aborda algunos relatos en la literatura profética y en los salmos. Al final de la obra, Stenger presenta una extensa bibliografía de las obras más importantes en el campo de la exégesis, bíblica; además de los manuales de introducción a la Biblia hebrea y el Nuevo Testamento. Recomienda además textos sobre el trasfondo histórico de la Biblia, además de, varias teologías bíblicas y comentarios a la Biblia hebrea y el Nuevo Testamento que hasta la fecha de publicación de la obra de Stenger, habían sido publicadas en Alemania.

Una importante limitación al interior de esta obra es que se reduce a un ejercicio exclusivamente exegético. No hay ningún tipo de acercamiento al proceso hermenéutico, tan necesario en el contexto de la tarea pastoral. . Otro problema que tiende a complicar aún más esta monografía es que se ha juntado bajo la rúbrica de lo sincrónico y lo diacrónico una serie de procesos literarios, históricos y sociológicos que por tratarse de una introducción a la exégesis, causa confusión a nivel didáctico pues se pretende trabajar con varios métodos a la vez. En este caso, hubiera sido mejor si el trabajo no fuera una síntesis, sino un análisis más sistemático en términos de presentar cada método de manera separada, pedagógicamente diseñada para que cada estudiante pueda discernir claramente en qué consiste cada método. Stenger ha escrito esta obra al tiempo que se daba una intensa discusión contra la exégesis tradicional, tanto en el estructuralismo, las nuevas críticas literarias, como el posestructuralismo. No obstante, Stenger no reconoce en su totalidad esta discusión, tampoco argumenta sobre la virtud y los límites de estas otras voces en la academia.

En 1992, Editorial Vida, publicó la obra de Gordon Fee de 1983, Los Métodos histórico-críticos en el Nuevo Testamento. Es una publicación de una casa evangélica conservadora que intentó traer al público más conservador una obra crítica. Esto en sí es un logro de esta publicación, que rompe con la inerrancia que muchos evangélicos conservadores proponen como un acercamiento confesional que no es sostenible hoy día. Esta obra es una traducción de la obra New Testament Exegesis publicada en inglés en 1983. Es una obra en cuatro capítulos para el uso pastoral de la exégesis bíblica. Comienza con una cita del insigne teólogo Karl Barth, un poco antes de que fuera expulsado de Alemania— alrededor del quehacer pastoral y teológico en el contexto del régimen nazi. El núcleo del consejo bartiano, fue el siguiente: «… Así que escuchen mi consejo: exégesis, exégesis, exégesis y aún más exégesis». El libro es un manual para pastores. Esta cita de Barth nos da una idea sucinta de los pasos, que, Fee recomienda que un pastor siga en su interpretación del texto bíblico. El texto se interpretará referido a su situación original y para el uso pastoral y la predicación. Este último paso sobre la analogía entre el sentido original y el salto hermenéutico no es objeto de análisis ni discusión en esta obra. Da la impresión de que el dictum bartiano ordena que la predicación sea hacer un análisis histórico o literario del texto sin incluir las preocupaciones de la audiencia en este otro lado de la interpretación bíblica. Esto desde luego, está muy lejos, gracias a Dios, de la realidad dominical de nuestras iglesias donde hay un vínculo, no siempre explícito, entre la vida cotidiana y el texto bíblico.

En la introducción de esta obra de exégesis, Fee presenta un índice analítico, con los pasos interpretativos para hacer un sermón desde la perspectiva de la exégesis. Plantea, que el trabajo de este libro consiste en discurrir sobre lo que el texto significó originalmente, esto es, la exégesis, y no sobre lo que podría significar en el encuentro con las y los lectores, esto es, la hermenéutica. Su planteamiento gira en torno a procedimientos exegéticos, para hacer un análisis racional de los pasajes bíblicos y sus problemas para la pastoral. Esto último, desde luego, es un problema hermenéutico, al que, como hemos planteado previamente, Fee no aborda en su obra.

En términos de la metodología, Fee aborda los métodos, que tienen que ver con el establecimiento del texto en su idioma original, la crítica textual, el análisis semántico, el trasfondo histórico social de los pasajes, y el contexto literario de algunos pasajes específicos. Estos pasos exegéticos son aplicados a los evangelios y a las cartas del Nuevo Testamento. El propósito de la exégesis será «una clara comprensión de la intención del autor» (Fee, 19). Añade que hay que determinar el género literario de los libros y los pasajes, que se consideren en la tarea pastoral para comprender la estructura del pasaje; y posiblemente, su contexto en vida. Además, recomienda hacer una traducción del pasaje, y un análisis de las relaciones gramaticales en los pasajes —gráficas de la lógica del idioma original en el idioma receptor—. Fee, propone un repaso a la literatura secundaria sobre los libros y los pasajes bíblicos, que serán utilizados en la pastoral. Es una lástima que, con este conocimiento del referente en el contexto literario e histórico de los pasajes y los libros de la Biblia no se aborden ni siquiera pistas para relacionar el texto bíblico con el mundo de  las y los lectores de este tiempo.

En términos de la dependencia literaria de los evangelios sinópticos, Fee asume la prioridad de Marcos, la dependencia de Marcos, que tenían Mateo y Lucas al producir sus evangelios, la hipótesis de una fuente de dichos comunes entre Mateo y Lucas (Q) y los materiales únicos de Mateo y Lucas. No obstante, plantea, que los evangelistas le dieron forma a estas tradiciones, al ponerlas en orden teológico y conforme a sus comunidades. Así que, la tarea de cada lector/a es comprender cómo los evangelistas comprendieron las tradiciones que habían recibido de Jesús. Además, con el proceso exegético-literario, deben intentar comprender a los evangelistas como autores teológicos; que le dieron un sentido, conforme a sus circunstancias histórico-sociales, a las tradiciones, que habían recibido de Jesús. Fee, le da peso a la pregunta sobre cuál es el género literario de los pasajes, que leemos en los evangelios. Recomienda, que cada pasaje sea leído en forma de literatura comparada, en una sinopsis de los evangelios sinópticos; para ver los datos comunes de la tradición y los cambios, que le hizo cada evangelista (análisis redaccional). Debido a que Fee, ha planteado, que, en su origen, estos pasajes en los evangelios podrían tener base en algún dicho o hecho de Jesús de Nazaret; entonces hace falta una teoría para acceder a  Jesús de Nazaret como personaje de la historia, cosa que no cubre este libro.

Fee, hace este tipo de ejercicios exegéticos en el libro de Hechos, las cartas y Apocalipsis. Consistentemente, está pendiente del género literario del pasaje, el contexto histórico-social, la fuente del relato, su historicidad o función teológica y su contexto literario. Además, es enfático en cuanto a que hacen falta fuentes secundarias para esta investigación. La Biblia sola no es suficiente, son necesarios comentarios, paralelos, diccionarios bíblicos, etc. Solo, luego de este tipo de análisis exegético detallado, es que se puede aplicar el pasaje al contexto pastoral, en que se ha de utilizar el mismo. El segundo capítulo del libro es sobre crítica textual, la cual se utiliza para establecer el texto más cercano al texto original posible. La crítica textual requiere una pre-comprensión del texto en la historia de los manuscritos con que podemos reconstruir el texto más antiguo y similar al original posible. El texto fue pasado por siglos de boca en boca. En los monasterios, los monjes que eran escribas dictaban y pasaban el texto a mano, lo que provocó cambios en el texto por errores o de forma intencional. La tarea del agente pastoral es determinar cuál es el texto más cercano al original, utilizando una serie de criterios literarios, filológicos y textuales. Una vez se establece el texto original teórico, entonces, puede hacerse – un análisis gramatical del texto original, ya sea a través de diagramas de la lógica del idioma original o sea a través, de un análisis de palabras principales del texto. Como verán nuestros/as lectores/es, Fee asume un adiestramiento profundo, que incluye el manejo del idioma original, los problemas textuales, el análisis de diagramas del texto y el análisis de las palabras, que se requiera investigar. Fee, ofrece algunos ejemplos de análisis de diagramas del texto bíblico para poder comprender su significado inicial desde su lengua primaria. Nuevamente, esto requiere que haya una serie de fuentes secundarias de análisis gramatical, como diccionarios bíblicos del texto griego, textos en los idiomas principales, gramáticas en los idiomas originales, concordancias, y otros recursos textuales y gramaticales. Nótese, que, esto podría ser similar en la Biblia hebrea -Antiguo Testamento- pero con los recursos secundarios apropiados.

En términos de los trasfondos literarios, históricos y sociológicos, Fee, recomienda el manejo de una serie de fuentes primarias, como Josefo, la Biblia hebrea, la Septuaginta, los pseudoepígrafos del Antiguo Testamento, las obras de Filón de Alejandría, la literatura rabínica, etc. Además, invita a sus lectores/as a informarse de la literatura helenística, que pueda relacionarse con el Nuevo Testamento. El tercer capítulo de la obra versa trata sobre el uso de esta información, en un sermón. Los consejos para la pastoral son muy prácticos. Si se va a predicar de un pasaje, se deben mirar los pasajes previos y los pasajes posteriores, para ver el hilo, que, correlaciona estos pasajes. Además, vale la pena hacer su propia traducción, y analizar la estructura del relato, Todos los procedimientos, que ha explicado hasta aquí, Fee los aplicará a la confección de un sermón. El capítulo final, es una bibliografía anotada de recursos secundarios, que se pueden utilizar para todos estos procedimientos exegéticos. Existe una gran dependencia de obras traducidas del alemán y del inglés, lo cual es comprensible, para la fecha en que fue publicado este libro.

Es un gran libro de exégesis. Para el tiempo en que se escribió, contiene información de primera importancia y, a mi juicio, buenas herramientas exegéticas. Luego, se han desarrollado otros procesos, como son: —análisis composicional, historia de las tradiciones y aún de crítica de las formas, que son compatibles con esta obra. La limitación de esta obra radica en que -, que no hace – un acercamiento en cuanto a lo que el texto podría significar de cara a nuestra vida cotidiana. Esto es algo que Fee formuló, desde un principio. No obstante, ya que menciona la importancia de que las y los agentes pastorales hagan oración durante el proceso de exégesis y construcción de un sermón, habría sido adecuado; si nos permitiera conocer sus presuposiciones interpretativas, aunque estas fueran de carácter confesional. Desde luego, cada autor tiene autonomía en sus respectivos procedimientos hermenéuticos.

En 1996, René Kruger, Severino Croatto y Nestor Miguez, en Isedet, publicaron un volumen titulado Métodos exegéticos. Se trata de una obra publicada por el Instituto Superior con limitados recursos de publicación, pero de gran contenido exegético. El texto responde al contenido de un curso, ofrecido a nivel de bachillerato en teología. Contiene 16 capítulos que corresponden al desarrollo del curso. El capítulo inicial consta de una breve descripción de los métodos exegéticos, que serán explicados en el resto del libro, detalladamente. Presentan las herramientas básicas para la exégesis, versiones críticas del texto en los idiomas originales, una sinopsis de los evangelios, la LXX, concordancias, literatura primaria en la apócrifa, la literatura de Qumrán, diccionarios teológicos de la Biblia, etc. Luego, pasan a un análisis detallado de los procedimientos exegéticos; comenzando con la crítica textual, la crítica de las fuentes literarias del texto, el análisis de géneros y formas, la crítica de las tradiciones, la crítica de las redacciones, el análisis semiótico, la hermenéutica y un capítulo en el que, ponen todo esto, de forma integrada.

Cada área de discusión exegética cubrirá el método tanto en el Nuevo Testamento como en la Biblia hebrea. Cada capítulo cuenta a su vez con una serie de procedimientos específicos, relativos a los métodos exegéticos incluyendo un capítulo de hermenéutica. Así, por ejemplo, en el capítulo de los géneros literarios hay una descripción de los géneros literarios de cada uno de los dos testamentos, una explicación de qué es un género literario, una explicación del procedimiento literario.

La descripción de cada método exegético es rigurosa, con muchos ejemplos en el texto bíblico. Sin embargo, le falta a cada capítulo, un puente entre el método y el trabajo pastoral, lo cual limita que esta información tan valiosa se quede como un proceso académico y no tenga utilidad pastoral explícita. El libro no incluye una adecuada – discusión hermenéutica feminista,- pese a que, para las fechas en que había sido publicado el texto existían varios volúmenes en la Revista Ribla sobre el tema de las mujeres en la Biblia. Además, de que no se abordan otros asuntos hermenéuticos, que se hicieron más urgentes en una fecha posterior, como la lectura de los afrodescendientes, la comunidad homosexual o el acercamiento hermenéutico de cara a los imperios (colonial, decolonial, postcolonial). Esto, a pesar de que, contiene un buen capítulo de exégesis sociopolítica. Es posible, que esto se deba al nivel básico del libro o porque todavía no había una discusión abierta que pudiese convertir estos asuntos en una discusión hermenéutica o en un lugar teológico y/o exegético.

Un trabajo que nos parece está en transición entre el análisis histórico y sociológico y la exégesis con un caris literario es ¿Qué es la Biblia? de Edecio Sánchez Cetina, publicado en el año 2006. Sánchez Cetina es un erudito mejicano egresado del Union Theological Seminary en Virginia, Estados Unidos. En años recientes, Sánchez Cetina fue editor de las Sociedades Bíblicas Unidas. El libro es un acercamiento desde la perspectiva de las ciencias bíblicas, a la pregunta sobre qué es la Biblia. Sánchez puntualiza la necesidad de enriquecer la lectura bíblica con una serie de procedimientos exegéticos que va a explicar en su obra.

El primer paso para una lectura enriquecedora de la Biblia es un acercamiento lingüístico. Esto requiere el manejo de los idiomas bíblicos, su gramática y su sintaxis. Esto nos llevará al asunto de los principios de traducción de nuestras versiones de la Biblia. Las traducciones de la Biblia han sido de equivalencia literal, tratando de traducir cada palabra con algún equivalente en el idioma receptor, en este caso el español. Desde la década del 60 del siglo XX, las traducciones de la Biblia han preferido la equivalencia dinámica. En otras palabras -, el idioma principal es el receptor y por lo tanto hay que reflejar el idioma original en las estructuras lingüísticas del idioma receptor. Este tipo de traducción se adopta más a la traducción auditiva que a la traducción visual. Las traducciones de equivalencia dinámica tomarán en serio el mundo social del texto, pero dará prioridad al idioma receptor para tratar de presentar la traducción en equivalentes en lo que concierne al idioma  receptor. No será una traducción que trate de buscar una palabra por cada palabra del idioma original, sino el equivalente lingüístico en el idioma receptor. Un ejemplo de equivalencia dinámica que presenta Sánchez Cetina es el concepto «sal de la tierra» en Mateo 5.13. Sánchez Cetina plantea que podría utilizarse el imaginario de los hornos de barro de la antigüedad para traducir, «ustedes son como la sal que se pone en un horno de barro». El ejemplo es ingenioso, dependiendo de cómo perciba cada lector la bondad o falta de la traducción de equivalencia literal o equivalencia dinámica.

Otro acercamiento a la comprensión del texto es el análisis literario. Sánchez se refiere al análisis literario desde la perspectiva del arte del lenguaje y no desde la perspectiva de la vieja crítica literaria la cual intentaba un acercamiento a lo que serían las fuentes previas en los textos bíblicos. De hecho, Sánchez Cetina refuta la vieja crítica literaria como un proceso importante pero que pierde de vista el texto final como creación literaria. Por ejemplo, toma Marcos 6.30-44, y el relato de la multiplicación de los panes y los peces con el fin de ilustrar su análisis, Sánchez Cetina anota que el autor de Marcos utiliza un esquema quinario (el texto contiene cinco partes en la trama) para desarrollar el relato. Los versos 30-33 son el escenario, 34-37 son la complicación, 38-41 es el clímax y 44-44 es el cierre del relato. El asunto fundamental en la trama de este relato es que Jesús aparece como el buen pastor que alimenta a su rebaño. A su vez, con las cestas que sobran, los discípulos son presentados como buenos pastores, que alimentarán en lo sucesivo al rebaño. Sánchez Cetina plantea cómo a través del arte literario el relato presenta dimensiones emotivas e imaginativas. Concluye este capítulo planteando que «¡La Biblia es una joya literaria…» (Sánchez Cetina, 37)! Como podrá notar nuestra audiencia, Sánchez trae a colación el esquema de las partes de un relato para acercarse al relato de la multiplicación de los panes y los peces. Además, Sánchez anota el relato dentro de la trama del evangelio de Marcos, dando mayor énfasis al relato dentro del tejido literario más amplio. Sánchez, también ha notado que el tejido literario tiene una función pragmática, crear un efecto a través del cual intenta persuadir de algún asunto a los y las lectoras. Este nivel del detalle literario, me parece que es lo novedoso en este libro. Sánchez no se quedó en un comentario histórico, sociológico, en asuntos de crítica textual o asuntos arqueológicos, sino que hace a su audiencia consciente del poder evocativo del texto. Por esto, aunque es un libro que tiene diversos acercamientos exegéticos, me parece que debe ser incluido en esta sección de la crítica literaria. Con Sánchez Cetina, la crítica literaria con una mirada a las figuras del lenguaje dentro del texto y la producción de sentido se presentó de una forma clara. Ya no se estaba mirando el género literario, la estructura, las fuentes que se puedan inferir dentro de un texto, sino los elementos dentro del texto que producen sentido.

Un acierto del libro de Sánchez Cetina es lo que atañe al método histórico crítico, este incluye un capítulo breve de arqueología bíblica con el fin de ayudar a entender el entorno bíblico. Luego de una descripción de los procesos de estratigrafía, Sánchez Cetina describe las eras arqueológicas en que se pueden situar los artefactos arqueológicos que han sido sacados a la luz en los últimos siglos. Además, señala que la arqueología nos ha provisto los manuscritos del Mar Muerto, los cuales nos permiten tener copias del texto bíblico hebreo de más de un milenio más antiguo que los manuscritos sobre los que se basa el texto crítico. Señala que de los manuscritos de Qumrán hemos podido profundizar en cuanto al conocimiento textual que tenemos de la Biblia hebrea. De hecho, hay textos en Qumrán que nos han permitido entender el desarrollo que hubo entre la  Septuaginta, versión griega del texto hebreo cerca del segundo siglo a.e.c. hasta los primeros siglos e.c. y el texto hebreo de los masoretas.

El próximo capítulo trata sobre el método histórico en los estudios de la Biblia, y en especial, entre los eruditos de la Biblia hebrea. De ese modo, se repasan los trabajos de los grandes eruditos de la Biblia hebrea, entre otros. Gerhard Von Rad, John Bright, Martin Noth, Norman Gottwald, Alberto Soggins, etc. La tradición bíblica es una en que Dios está interrelacionado con la historia. De aquí que el éxodo sea un relato de la salvación en la historia y el reino de Dios sea una metáfora sobre algo terreno «venga tu reino» (Mateo 6.10). Por esta razón, un acercamiento a la Biblia requiere el manejo de las preguntas y herramientas históricas.

Además de todo lo anterior, puede apreciarse como Sánchez Cetina aborda la pregunta en cuanto qué, es la Biblia desde la perspectiva de las ciencias sociales. La Biblia está relacionada con su contexto sociológico. Por esta razón, un acercamiento a la Biblia debe tomar en serio la ubicación social de los pasajes de la Biblia. Un acercamiento sociológico a la Biblia necesita modelos que expliquen cómo era una sociedad preindustrial, agraria. Los textos codifican información de los sistemas sociales y culturales en los que se produjeron. A su vez, Sánchez trae el ejemplo de los relatos de la conquista en el libro de Josué. Estos relatos, de acuerdo a Sánchez Cetina, no son el choque entre dos etnias, Israel y Canaán, sino que sociológicamente lo que se plantea es una lucha entre la élite, Canaán- y la no elite, Israel. Las murallas a las cuales el relato hace referencia que el relato cuenta como una historia de milagro era el lugar en el cual – se protegía la elite. Por lo tanto, el relato se explica como una pugna social entre la no élite contra la élite del siglo 12.

Además, Sánchez Cetina aplica el análisis sociológico a la vida y ministerio de Jesús en su ubicación social. Era un sistema de clases en el cual la élite romana establecía un pequeño grupo privilegiado que recibiría el pago de impuestos de parte de la no élite en beneficio del imperio y la élite nativa. Cómo no había derecho internacional en el mundo de Jesús, es a través del sistema de honor que se puede comprender el mundo de Jesús en su ubicación social. El discurso de Jesús en favor de los pobres y contra los ricos, tiene su razón de ser – en ese contexto de conflicto sobre la distribución de los bienes. El sistema de honor será utilizado por Jesús para explicarle al campesinado y los grupos marginados como resistir la elite nativa y extranjera. Jesús pretende poner a la elite en desbalance. Esto, desde luego, explica la muerte en la cruz de Jesús de Nazaret. Es una lástima que Sánchez Cetina, que con gran tino ha percibido el conflicto socioeconómico de Jesús en su ubicación, solo dedique – un párrafo a la crucifixión de Jesús.

Sánchez Cetina trae a colación el modelo de la antropología cultural para comprender la Biblia. El mundo de la Biblia tenía un condicionamiento cultural que hay que poner en perspectiva – para comprender la Biblia. Siguiendo a Bruce Malina, Sánchez Cetina plantea el honor y la vergüenza como valores fundamentales del mundo cultural de la Biblia. Señala además que la cultura en el mundo bíblico era de carácter/ o de tipo – grupal. La persona lograba su identidad en la medida en que reproducía los valores y tabúes del grupo al cual pertenecía – Cuando se daba una disputa en aquel mundo, el conflicto giraba en torno a una situación de honor. Toda divergencia se resolvia teniendo muy en cuenta si se preservaba el honor adquirido o asignado o si se perdía este, siendo de esta manera, avergonzado socialmente. Añade Sánchez Cetina cómo se describe una familia en la cultura del mediterráneo oriental para comprender la vida familiar que es descrita en el texto bíblico.

Otras áreas que Sánchez Cetina aborda son los asuntos de la religión y la idolatría en el mundo bíblico, tanto en la Biblia hebrea como en el Nuevo Testamento. En términos de los elementos teológicos fundamentales de la Biblia, plantea que, el eje de la Biblia hebrea es el concepto de la alianza entre Dios e Israel, que explica el éxodo, la dádiva de la ley, el don -de la tierra, el exilio y la vida de obediencia o desobediencia de Israel. En el Nuevo Testamento, estos conceptos del éxodo, la obediencia, la alianza bajo la rúbrica de la cruz y el ministerio de Jesús son ideas teológicas fundamentales. Aborda un capítulo final sobre el texto bíblico como canon, esto es una regla de cómo se ha de vivir la fe en la vida cotidiana y la historia. La idea del canon es la autoridad que tiene la Biblia como un todo y no sus libros o pasajes específicos. Finalmente, Sánchez Cetina presenta una bibliografía sugerida que incluye libros de exégesis, traducciones de la Biblia, diccionarios bíblicos, concordancias, comentarios y manuales que arrojan información histórica, sociológica, cultural y de teología bíblica.

Son ciento veinticinco páginas formidables que ayudan a cualquier pastor o laico a dar un breve pero enjundioso viaje a través de las ciencias bíblicas. Debido a que se trata de un texto breve – nos quedamos con deseo de que Sánchez Cetina arroje más información sobre distintos tópicos, pero la naturaleza del libro no lo permite.

Conclusión

En este artículo hemos hecho un repaso de los libros que han circulado en nuestro idioma y que han sido medulares a la discusión histórica crítica. En un próximo ensayo haremos un repaso de otros libros importantes sobre análisis literario, crítica literaria, análisis ideológico, género y la discusión hermenéutica.

La virtud de estos libros que hemos puesto como embocadura de este trabajo es el acercamiento crítico al sentido del texto. El texto bíblico hay que situarlo en una localización histórica y social para poder comprenderlo. Todos estos libros, en parte dan  una visión de la importancia del trasfondo histórico y social-descriptivo de la Biblia.

El límite de estos libros es que se ha quedado el texto mismo, el análisis literario, rezagado, y se han quedado fuera los y las lectoras y lo que encuentran como nuevo sentido del texto, la polisemia. Esto desde luego, hace que estos libros estén muy limitados en su utilidad, porque no tienen un vínculo con la vida del presente. Están orientados al pasado, sin marcar algún tipo de correlación con el presente. En ese sentido, están tremendamente limitados para el uso pastoral y teológico de la Biblia. Claro está, permiten que haya un salto desde una lectura confesional a una lectura crítica, histórica. Permite que el sentido literal se ponga en la mesa como un elemento vital en la comprensión del texto, pero solo en su origen. A esto debemos añadir, que lo que los y las eruditos/as ven como trasfondo histórico del texto son marcos conceptuales a base de información primaria y teorías en la literatura secundaria que pueden crear la falacia histórica en los y las lectoras. Realmente, a pesar de toda la información arqueológica y en fuentes primarias, el trasfondo del texto está tremendamente distante de nuestra comprensión plena.

Todo esto implica, que es un imperativo otros artículos sobre la crítica literaria, la lectura centrada en los y las lectoras, el análisis ideológico, el mujerismo, las lecturas de las teologías de la liberación, la lectura latina de la Biblia –los y las latinas en EUA–, la lectura cuir y cualquier otro asunto que sea medular a nuestro tiempo. Si Dios lo permite, estas áreas las hemos estado trabajando para presentar una obra que intente hacer una síntesis de estas discusiones en las últimas décadas. Estamos en deuda por ahora.

Bibliografía mínima

Cetina, Edesio Sánchez. ¿Qué Es La Biblia?: Respuestas Desde Las Ciencias Bíblicas, 2006.

Fee, Gordon D. Exégesis Del Nuevo Testamento. Vida Pub, 1992.

Freedman, David Noel, Gary A. Herion, David F. Graf, John David Pleins, y Astrid B. Beck, eds. The Anchor Yale Bible Dictionary. New York: Doubleday, 1992.

Guides to Biblical Scholarship. Filadelfia/Minneapolis: Fortress Press.

Krüger, René, José Severino Croatto, and Néstor Oscar Míguez. Métodos exegéticos.

Buenos Aires, Argentina: Isedet, 1996.

Ska, Jean-Louis y otros. Vocabulario Razonado de La Exégesis Bíblica: Los Términos, Las Aproximaciones, Los Autores, 2007.

Stenger, Werner. Los métodos de la exégesis bíblica. Barcelona: Herder, 1990. Zimmermann, Heinrich. Los métodos histórico-críticos en el Nuevo Testamento, 1969.